domingo, 4 de mayo de 2008

Memorias de Adriano


Adriano, emperador de Roma, envejecido y enfermo del corazón, pasa los últimos días de su vida retirado del bullicio de la vida cortesana. Rememorando su pasado en una extensa carta dirigida a su amigo Marco, se nos muestra como un hombre ilustrado y sabio, protagonista de una vida en equilibrio entre los deberes políticos y sus sentimientos hacia sus semejantes. Inmerso en esa profunda soledad que proporciona el ser el hombre más poderoso del mundo, se cuestiona si ha merecido la pena abandonar la posibilidad de ser feliz por mantener el poder absoluto

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me ha llamado la atención de este libro algunas cosas como:
-no estar mal visto el suicidio,
-el tener concubinas,
-el gusto por los amantes masculinos jovenes para ambos sexos,quien podia permitirselo como actualmente,
-el rezarle a varios dioses y considerar las religiones monoteistas como una cosa rara,
-las celebraciones con grandes comilonas,circo y desfiles multitudinarios,
-también defiende,en la página 132 a la mujer para poder llevar su herencia y sus negocios sin tener que depender del hombre para poderlo hacer.